¿Os imagináis que pasaría si un atleta, nadador o ciclista estuviera de dos a cuatro meses “sin practicar su deporte”? Esta opción es adoptada por no pocos equipos de 1ª Nacional y muchísimos de 2ª durante todo el período de transición. Las razones que se achacan para ello son “el gran desgaste, sobre todo psicológico, de los jugadores” y la “necesidad de desconectar del balonmano ya que existe saturación”. Pero ¿es es correcto ese tipo de planteamiento? ¿Se está trabajando correctamente en el “Período de Transición” o “Post-Temporada”?
En 1ª y 2ª Nacional, el período de transición puede durar desde 2 meses y medio hasta ¡4 meses! y la disparidad de contenidos es total: algunos juegan “partidillos”, otros entrenan “físico” y unos cuantos dedican gran parte del tiempo a la “mejora técnica e individual”. Eso sí, casi todos determinan que esta es una fase en la que “hay que olvidarse completamente del balonmano”.
Desde luego, hay muchos interrogantes a los que debemos intentar responder debido a su enorme trascendencia:
Este período de transición “sin actividad” o mal realizado ¿no es un freno para la evolución del balonmano de 1ª y 2ª Nacional?, ¿no es un lastre para la mejora del jugador (y del equipo)?
¿Mejoraría sustancialmente el jugador mediante el uso adecuado de este período o sería una pérdida de tiempo?
¿Podrá un jugador “de balonmano” alcanzar su máximo potencial con más de 3 meses al año “sin balonmano”?
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La semana que viene os expondremos nuestra propuesta (un caso práctico y real) para equipos de estas categorías. Hasta entonces me gustaría que reflexionemos, que comentéis cómo lo hacéis vosotros en vuestro equipo, que mostréis vuestra opinión,… En fin, que nos impliquemos para mejorar nuestra realidad.
AUTOR: JESÚS RIVILLA GARCÍA